sábado, 30 de agosto de 2008


Últimamente soy capaz de disfrutar y reir a mandíbula batiente, sin verguenza, cuando la ocasión lo requiere.... Hace poco escuché esa frase que define bastante a mi ser y a mi vida en general, con tintes de dulce y salado y una canción del pasado.

No ha pasado ni medio año y cada día me acuerdo más de él. No puedo evitar hablar de dos cuando sólo la veo a ella, no puedo contenerme las lágrimas cada vez que se va, me cuesta tanto...

A veces, prefiero creer que hace tiempo que no viene a verme, que no coincido con él ni en casa ni en la calle. Pero es absurdo (...). Me cuesta hacer ciertas cosas, y no he estado demasiado ocupado, para poder hacerlas o evitar no caer en la tentación de ni siquiera intentarlo.
Lo echo tanto de menos
Tengo un par de tonterías que me rondan la cabeza, pero son absurdas, controlables y para nada preocupantes, pero siempre se acaban mezclando con más cosas ( que no alcohol) y terminas haciendo un popurri bastante extraño de tu vida, intentado equilibrarlo todo, porque ante todo la cordura del equilibrio tiene que estar en perfecta armonía con tu eterna y alocada juventud.
Siempre termino escapándome, no huyendo, pero si escribiendo, que puede ser esa forma de canalizarlo todo.
La persona que lea esto me va a entender casi a la perfección, aunque últimamente la despiste.

1 comentario:

Amaro dijo...

Soy lo bastante fuerte como para levantar a los que quiero desde lejos.
Ánimo cachorrote