lunes, 15 de septiembre de 2008

Pereza


Me dispuse a caminar un par de kilómetros sin demasiada ropa de abrigo y sin ningún tipo de compañía salvo el ruído de la caja de chicles de mi mochila y una sombra que aparecía y desaparecía cada vez que parpadeaba.

Ni siquiera tuve tiempo de poner música al trayecto , por eso de caminar al ritmo de la misma y andar un poco más rápido, o incluso cantar. Mmmmmm no hubiera pasado desapercibido aunque, sinceramente, a esas horas lo más extravagante hubiera pasado inadvertido.

Realmente iba ocupado en pensar en llegar a mi destino sin demasiadas complicaciones. Sano y salvo.Nada más.

No es ni mucho menos dramático, pero siempre hay que exagerar un poco, dar comicidad a cualquier desgracia propia o ajena, siempre y cuando estemos hablando de desgracia, ¿ lo estoy haciendo?, yo creo que no.

Trágica es la pereza, algo patológico en mi vida, que espero, se evapore con la caída de la hoja y que la nueva estación me regale alguna virtud, que mi templanza y paciencia no las encuentro, ni en el cajón de los zaleos ni en el baúl de los recuerdos.




1 comentario:

Amaro dijo...

zaleo! la templanza y la paciencia vienen con la vejez, así que no pasa nada porque tarden